Zonas de Montpellier donde podemos alojarnos
Capital de la provincia de Languedoc y Rousillon, en el sur de Francia, la ciudad de Montpellier es una vibrante urbe, llena de gran ambiente y una arquitectura variada y hermosa. Famosa por ser el hogar de una de las primeras universidades francesas, Montpellier destaca por la baja edad de su población, que llena de vida cada calle y barrio de la ciudad, con multitud de cafeterías, bares, parques y terrazas. También, debido a su situación céntrica del sur de Francia, Montpellier es un gran destino para conmutar en un viaje más largo, ya sea a Marsella, Toulouse, Perpiñán o Córcega.
Pero la ciudad también es un gran destino para visitar exclusivamente, sobretodo en primavera o verano, ya que pertenece a una de las zonas con mayor cantidad de horas de sol de Francia, sin sufrir de ese calor abrasador que normalmente tenemos en España, y su situación privilegiada a tan solo veinte minutos del mar. Por ello podemos encontrar un gran número de alojamientos en Montpellier para preparar nuestra escapada a este destino. Para ponerte un poco más fácil tu selección de apartamentos ponemos a tu disposición los principales barrios o zonas en los que puedes encontrar un lugar para descansar tras cada jornada turística.
Cada barrio de esta ciudad francesa es único y está dotado de su propia personalidad, ambiente y monumentos. A la vuelta de cada esquina podéis encontraros con auténticos rincones secretos de gran belleza. Debido a su excelente sistema de transportes podréis moveros de un punto a otro de la ciudad en cuestión de minutos (¡atención, el transporte deja de funcionar aproximadamente alrededor de las 7 de la tarde!), también cabe a destacar la hermosura de sus tranvías multicolores (azules, morados, pintados de flores), que son una atracción en sí mismos: silenciosos, rápidos y muy frecuentes. De modo que subámonos a uno de ellos y demos una vuelta por está increíble ciudad de la que os aseguro que nunca os querréis marchar.
El Écusson, el centro de Montpellier
El Écusson es el centro histórico de la ciudad y una de las zonas más movidas. Todo comienza en la plaza de la Comédie, bajo la encantadora presencia de la fuente de las tres gracias, subidas a una montaña de piedras cubiertas de musgo, y el señorial edificio de la ópera de la Comédie. Este es el principal punto de reunión para estudiantes, turistas y parejas: músicos ambulantes, hermosos cafés de ambiente, decenas de puestos de comida, una espléndida arquitectura del siglo XVIII, la plaza de la Comédie tiene el encanto de las mejores ciudades de Francia, junto al ambiente de una plaza española.
Desde aquí nos movemos por sus múltiples bulevares y callejuelas, todos de gran encanto, que serán las delicias de cualquier turista romántico y soñador (para el resto quizás sea recomendable prescribir ver “Medianoche en París” de Woody Allen). Por esta zona se encuentran los bares con mejor ambiente de la ciudad, desde los pequeños locales con una animada clientela que desborda hasta la orilla de la plaza en la que está situada, a bares para Erasmus, donde el barman grita en inglés las respuestas del trivial del bar (este tipo de noches suelen ser muy concurridas: el premio normalmente se trata de una botella de licor).
Antigone, uno de los barrios más pintorescos
Este es sin duda uno de los barrios que más impactan de la ciudad debido a su elegante y cuidado estilo neo-clásico. Construido por el catalán Ricardo Bofill desde 1977, este es el barrio señorial de la ciudad: con el lujoso centro comercial Polygone en uno de sus extremos conectando sus calles con la plaza de la Comédie, el barrio se caracteriza por la blancura y hermosa simetría de sus edificios (aunque bien podrían definirse como monumentos), las hermosas vistas desde la orilla del río, perfecta para tumbarse sobre la hierba en primavera y disfrutar de los múltiples festivales que allí tienen lugar, y por la imponente presencia de las réplicas de estatuas greco-romanas, en particular la de la Victoria alada de Samotracia por la noche.
Gambetta, la zona de ambiente de Montpellier
Nos movemos a un barrio completamente diferente del resto, aquí no llega el tranvía, de modo que tendremos que coger el autobús, de todos modos tampoco hace falta adentrarse mucho mara respirar el estilo diferente del barrio inmigrante de la ciudad. Esta zona fue está habitada por los descendientes de aquella primera oleada de inmigrantes que llegaron a Montpellier desde el Magreb (la mayoría franceses hoy), y al igual que el barrio de Lavapiés en Madrid, se está convirtiendo día tras día en una de las zonas de mejor ambiente de la ciudad, debido a la deliciosa comida de sus restaurantes marroquís, egipcios, libaneses, turcos, etc., y a sus bares alternativos (jazz, música gitana, etc.). Si bien ésta quizás no sea la zona preferida de un público más convencional e impresionable, es un destino obligado para la gente joven y aquellos con intereses más alternativos e internacionales.