La estatua de la libertad

Nueva York es algo así como la nueva Meca de muchos turistas occidentales (quizás también orientales), es la capital del mundo que conocemos, la conocemos de antemano por las películas y fotografías que hemos visto en multitud de ocasiones (y si eres fan de Woody Allen esa multitud se multiplica de manera exponencial).

El símbolo más importante de la ciudad, y en muchas ocasiones del país, es la Estatua de la Libertad, como ya sabéis regalo de Francia a Estados Unidos. Esta gigantesca escultura, cuyo nombre oficial es “La libertad iluminando al mundo”, era lo primero que veían durante años y años los inmigrantes que han llegado a esta ciudad y que han construido la ciudad y el país que es hoy en día Estados Unidos. Veían a esta señora de bronce, declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, justo antes de ir a la isla de Ellis, a su lado, también al sur de Manhattan, justo a sus puertas. De hecho, esta era la puerta de entrada de esas miles y millones de personas que venían en barcos desde Europa.

Llegar a Ellis Island

Es interesante visitar esta pequeña isla porque así partimos del principio real de la ciudad. Antes de obnubilarse con esos edificios que nos hacen perder la vertical si queremos ver su techo, podemos ver el origen y, a partir de ahí, seguir tranquilamente.

El ferry que nos lleva a la Estatua de la Libertad es el mismo que nos conducirá a la isla Ellis, el Stanton Island Ferry, y en esta tendremos la ocasión de ver el museo en el que se explica cómo era el proceso que seguían esas personas que llegaban al país, qué requisitos debían cumplir y en qué condiciones pasaban la frontera para alcanzar el sueño americano, que a principios del siglo XX se estaba gestando.

la isla de la estatua de la libertad

Incluso podemos dar un pequeño paseo por esta isla tan curiosa, artificial en su forma, absolutamente cuadriculada, no tiene nada que ver con ninguna estructura creada espontáneamente por la naturaleza; incluso tiene una especie de dársena o puerto que la divide en dos, el lugar donde los barcos atracaban.

Tan curiosa e histórica es esta isla que se merece la primera visita de cualquier turista, quien podrá comprobar cuál es el primer lugar donde llegaron los inmigrantes que posteriormente crearon Little Italy o Chinatown.